miércoles, 2 de febrero de 2011

Película Nro. 13: "The African Queen"

African Queen 14 días para enamorarse

Título Original: The African Queen.
País: Reino Unido.
Año: 1951.
Género: Romance.
Duración: 105 min.
Director: John Huston.
Ficha: http://www.imdb.com/title/tt0043265/

Pareja: Charles Allnut (Humphey Bogart) y Rose Sayer (Katharine Hepburn).

Antes de ver la película me imaginaba que La Reina Africana era una mujer, y como ya sabía que en la película había un romance, supuse que se trataba de la mujer amada, pero nada más lejos de la realidad. Estaba confundiendo esta película con otra, más en el estilo de lo primero que asocio con la palabra África: al menos esto lo acerté en parte, porque allí están los animales, las chozas, las iglesias de los misioneros y los hombres blancos de los ejércitos colonizadores, pero no había ninguna aventura en las sabanas, sino más bien un viaje a través de un río. De hecho la película estuvo muy lejos de todo lo que me esperaba, y, he de decirlo, fue mucho mejor así: me sorprendió al mismo tiempo que me conmovió y difícilmente puedo imaginar una mejor película para enamorarse... excepto por el número uno de esta lista.

Pero si hay algo que esta película tiene como trademark es la ternura y la inocencia, y diciéndolo de otra forma la sencillez de la historia de amor representada. Es fresca y agradable, como podría serlo el recuerdo de nuestra madre contándonos algún cuento allá en lo más remoto de nuestra infancia; con lo que puedo decir que es el tipo de cursilerías o de romanticismo que me agrada. Siendo sincero, cuando mi amigo vino por primera vez con la idea de hacer una lista de películas para ver hasta el 14 de febrero, lo primero que pensé fue en todas aquellas comedias románticas que he visto, y que he de ver. Pero no tenía por qué tener miedo. Mi buen amigo estaba pensando con un claridad excepcional (y en realidad no sé si lo sabe pero hace eso muchas veces) y me enseñó algo: hay al menos dos formas de ser románticos: cuando realmente estamos enamorados sin esperarlo, e inclusive resistiéndonos a ello, o cuando sólo pretendemos serlo por vivir la experiencia. La primera correspondería a la vida cotidiana y la segunda a toda esa religión en torno a San Valentín.

Cómo comienza el amor no puede ser más idílico: los personajes celebrando su victoria accidentalmente se dan un beso, luego se dan cuenta de que ni siquiera conocen sus nombres, y que hasta ahora simplemente han sido el sudado marinero Sr. Allnut y la bien educada Srta. Sayer; ambos, tanto en la vida real como en el filme, personas ya adultas y maduras, es decir, un terreno normalmente estéril para las pasiones de los jóvenes. ¿Hace cuanto tiempo que no veíamos un acontecimeinto así? Ahora son Charlie y Rosie, y toman té de la misma tasa. Están confinados en La Reina Africana, que a propósito es un barco, la única vía de escape que tienen, su vivienda y su lecho. Es también la unica cosa feliz que, a manera de una isla, se encuentra rodeada de todo tipo de adversidades. De esta manera la metáfora no puede ser mejor.

Este es todo el objeto de enamorarse. Nada de sentir maripositas en el estómago ni que el mundo se detenga, sino más bien ir navegando a través del desconsuelo con aquella persona que nadie puede igualar, y que a esa persona nadie la pueda igualar sólo por tenerte a ti (estoy tomando citas de la película). De otra forma no tiene objeto enamorarse. Es algo tan cotidiano y tan del día a día, que poco cuentan los aniversarios. Es tanto así que cuando ya no se siente esa isla en común y esa meta en común abandonamos el barco.

No hay nadie como Bogart y Hepburn para hacernos sentir enamorados.

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