miércoles, 12 de enero de 2011

"La computadora de mi mamá no es la mejor, pero es una computadora al fin"

Decía el maestro del suspenso que citarse a sí mismo era estilo, así que decidí seguir su ejemplo, y tengo una excusa para ello: cierto, fuera de su contexto esta frase no tiene mayor sentido (fue exactamente lo que dije antes de sentarme a escribir), sin embargo, la tarea del escritor tiene su lugar en los sitios más incómodos y rodeado de las mayores dudas (¿Valdrá la pena lo que estoy haciendo?), pero ser escritor, al igual que artista, y en realidad al igual que cualquier otra cosa en la vida, consiste en esencia en no interponer excusas. Puede sonar elemental, o lo que diría en un manual barato de autoayuda (lo sé bastante bien porque los detesto), pero al mismo tiempo como reza una canción que no sé por qué me gusta: "Lo más terrible se aprende enseguida / y lo hermoso nos cuesta la vida.

Pero basta de citas sin sentido, basta de dar vueltas sobre uno mismo como en un espiral descendente o ascendente que no nos llevan a nada. ¡Basta! Trent Reznor y Jim Morrison, mis héroes, ¡cómo los odio! ¡Los detesto! ¡Ya no quiero ser uno más de ustedes! Cierto que tienen un talento, el de ser completamente anodinos, el consumir un arrebato de ira y mostrarlo como arte. Les diré cual es mi definición del arte, y Dios me perdone por haber olvidado el nombre de quién acuñó la expresión y permitirme cometer un plagio, pero "el arte es convertir algo inútil e innecesario en algo útil y necesario". Sencillo, coherente y personal. Uno se da cuenta que detrás de la obra del artista hay un ser humano real encerrado en sus luchas diarias, de lo contrario la obra carece de total sentido.

Y es en ese momento del batallar diario del hombre real, cuando esa lucha se convierte en una necesidad comunicacional hacia sus iguales, de los que espera ser comprendido. Uno puede preveer que en algún punto causará oposición, pero nunca debería desearla, no es el sentido de la expresión. Causar sensación es volverse un poco más hipócrita y desvalorizarse en demasía. Uno hace todo lo que hace en la vida buscando siempre ser comprendido.

Escribí esta introducción por dos motivos: el primero, para reconciliarme conmigo mismo por haber abandonado todas las cosas que he empezado, y segundo, romper el silencio es necesario porque sólo en la medida en que tenemos algo que decir, vale la pena ser tomados en cuenta.

Para no quedarme tan en lo abstracto: este blog es el esfuerzo conjunto de dos amigos que en un momento todavía joven de sus vidas se dieron cuenta que tenían algo que decir y que valía la pena decirlo. Si se interrumpió fue porque no sirve la labor de uno sin la del otro. Es también la razón por la que en el cine tenemos nuestras esperanzas: queremos decir algo y queremos que hallas pagado por escucharnos. En esas ligas se mueven las personas que admiramos: todas tienen algo que decir, y necesitan decirlo de manera que al mismo tiempo que escuches estás mirando.

Cástor, tú que me has enseñado tantas cosas, eres una de esas personas que más admiro, arriba puedes leer las características del cargo.

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